La congelación de los alimentos
¿Por qué congelamos los alimentos? Es evidente que en la era en la que estamos, la congelación es el mayor y más usado método para alargar la vida de los alimentos que consumimos.
Pero, ¿se producen cambios dentro de ellos aún estando congelados?, ¿Podemos mantener un alimento por tiempo infinito en nuestro congelador, sin temor a sufrir daños en nuestra salud?
En este post, veremos los diferentes efectos que la congelación tiene sobre nuestros alimentos y de qué manera quedan afectados.
Las emulsiones pueden desestabilizarse y las proteínas pueden precipitar, causa por la cual no se consume leche congelada.En los productos horneados como el pan o los bizcochos, a menudo se observan zonas que se han vuelto de color blanco y que a pesar de que los descongelemos no vuelven a su color original. Esto es debido a un fenómeno llamado “retrogradación del almidón” que aunque no cause pérdidas a nivel nutricional, nos muestra que el alimento ha continuado sufriendo cambios a pesar de estar a muy bajas temperaturas.
Hay diferencias entre el comportamiento de alimentos vegetales y animales durante la congelación.
Se aconseja que la congelación se haga de la forma más rápida posible para que los cristales que se formen sean pequeños y no grandes.La magnitud del daño estructural que puede aparecer depende del tamaño de los cristales de hielo que se formen.
Durante la congelación lenta, los cristales de hielo crecen desmesuradamente entre los espacios celulares y deforman y rompen las paredes de las células. Entonces, el agua que contenían sale de ellas y se une a los cristales de hielo formando así cristales más grandes.
En consecuencia, las células se deshidratan, se concentran en solutos y se colapsan, deformando así la estructura global interna del producto.Durante la descongelación, las células no recuperan su turgencia y forma original y normalmente el alimento queda más “blando” y pierde mucho líquido en forma de agua.
Efectos del almacenamiento en congelado: ¿la congelación elimina todos los microorganismos?¡No! El almacenamiento en congelado no desactiva totalmente los enzimas y tampoco inactiva del todo la actividad de los microorganismos. Es decir, cuando congelamos un alimento y creamos que aparentemente se mantiene intacto, debemos pensar que aunque son pocas siguen habiendo reacciones dentro del mismo que poco a poco van a ir produciendo cambios.
Muchos microorganismos resisten durante la congelación, ya que son capaces de transformarse en formas resistentes (esporas) y son capaces de permanecer en estado latente (semi-vivos) durante la congelación. Son un ejemplo la bacteria Staphylococcus aureus, los enterococos, las esporas de Clostridium Botulinum, etc.
- Degradación de pigmentos: los pigmentos son los responsables de dotar al alimento del color al que estamos acostumbrados (ejemplo: clorofila en vegetales verdes). En la congelación, esta clorofila es dañada y poco a poco el alimento adopta coloraciones marronosas. En frutas también es visible los cambios de coloración que sufren debido a cambios físico-químicos por efectos de la congelación.
- Pérdida de vitaminas: sobretodo las que son hidrosolubles (vit. C, vit. B…) no solo debido al propio daño causado por la formación de cristales de hielo sino también porque van a parar a todo este líquido que se pierde en forma de agua de descongelación y que habitualmente desechamos (sobretodo en carne y pescado).
- Actividad enzimática residual: en vegetales, la mayor pérdida de calidad que se produce es causada por la actividad de la enzima polifenoloxidasa que causa el “amarronado” de productos. También actúa la enzima lipooxigenasa que con su actividad genera olores y aromas desagradables resultantes de la degradación de los lípidos. Causa también la degradación del caroteno (pigmento que da coloraciones anaranjadas). La acción de enzimas proteolíticas y lipolíticas en carne y pescados pueden alterar la textura y el aroma en largos periodos de congelación.
- Oxidación de las grasas: se produce muy lentamente durante la congelación y suele causar malos olores. Los alimentos con más grasas suelen desarrollar sabores a rancio.
Es decir, cuando compramos un alimento congelado en el supermercado normalmente lo encontramos en cámaras congeladoras (a unos -18ºC). Seguidamente, si consideramos que lo colocamos en nuestro carrito de la compra y lo dejamos a Tª ambiente hasta llegar a casa, el alimento puede haber llegado por ejemplo a los -2ºC.
Es entonces, cuando lo volvemos a meter en el congelador, donde poco a poco y lentamente volverá a llegar a los -18ºC.
- Orden de compra en el supermercado: comprar los alimentos congelados y refrigerados en último lugar, para evitar “pasearlos” por el supermercado y que no se descongelen.
- Almacenamiento y transporte del producto en bolsas que mantengan la congelación. Meter todo lo congelado en una misma bolsa para mantener así mejor el frío.
- Guardar en bolsas isotérmicas (que conservan el frío) todos los alimentos congelados.
- Transportar el alimento lo más rápidamente posible a casa y meterlo de inmediato en el congelador.
- No abrir y cerrar la puerta del congelador en exceso. No mantener la puerta abierta.
- Cerrar bien los alimentos o colocarlos dentro de bolsas o recipientes para no permitir la pérdida de agua.
- No mezclar alimentos: mantener la carne, los vegetales y el pescado por separado. Así evitaremos el intercambio de sustancias (sean bacterias, enzimas u otros) entre unos y otros.
- Mantener el congelador limpio y sin acumulaciones de hielo también nos va a favorecer a que la congelación sea correcta.
Es igual de importante realizar una correcta descongelación, siguiendo siempre unas buenas prácticas domésticas.Para que nos hagamos una idea de los nutrientes que se pueden perder porque van a parar a este “caldito” de descongelación:
Este caldito de descongelado se desecha y no es recuperable, ya que todos esos nutrientes y esa agua que anteriormente encontrábamos dentro de la estructura celular del producto, ya no pueden volver a formar parte de él y por tanto no podemos aprovecharlos. Por si fuera poco, ese caldito que se va formando por la pérdida de agua y nutrientes supone un magnífico medio de crecimiento de bacterias y de actividad enzimática. En este punto, las bacterias que no han sido totalmente inactivadas por la congelación, se encuentran en un lugar más “atemperado” y empiezan a multiplicarse rápidamente.
No obstante, existen alimentos que no se cocinas tras haberlos descongelado, como por ejemplo los helados o las tartas, y estos sí que pueden suponer un riesgo para nuestra salud si no se han respetado las buenas prácticas domésticas.
No obstante, hay que tener en cuenta que un exceso de tiempo/potencia de descongelado del alimento aún puede causarnos mayores daños celulares (por forzar la descongelación) y por tanto hacer que el alimento resulte aún más seco y deshidratado (y en algunas ocasiones parcialmente pre-cocido).
¿Podemos descongelar y volver a congelar un alimento?
¡No! Por regla general no es bueno congelar-descongelar-congelar un alimento. Como he comentado antes, estos cambios de temperatura van a causar que el daño producido por los cristales de hielo que se formen (que serán grandes) será mayor. Además de obtener un alimento más seco y de peor calidad, estaremos favoreciendo el crecimiento de bacterias que pueden generarnos un grave riesgo para la salud.
Bibliografia:
P. Fellows (2000) Food Processing Technology, Principles and Practice (Woodhead Publishing Limited), chapter 21 «Freezing». Second Edition
Moltes gràcies per l’article. M’ha resultat molt aclaridor.
Gràcies a tu per llegir-me 😉