Estamos en plena campaña de vuelta al cole y reenganche a la rutina, así que toca volver a coger las riendas de la normalidad y pensar en los proyectos que nos quedan hasta final de año. Es época de fascículos coleccionables, de comenzar a sacar ropa de otoño y de suplementos vitamínico-minerales. Pero sobre todo es época de prometerse metas y marcarse objetivos.
¿Eres de l@s que se ha marcado mejorar su peso? ¿Te gustaría comenzar ya una dieta genial y súper efectiva que te haga perder peso de forma rápida? Hay muchas en las que escoger (la de la piña, alcachofa, batidos, potitos de bebé, disociada, vegetariana, la de la vecina, paleo…) ¿Cuál es la mejor y más efectiva?
Yo te lo digo rápido. NINGUNA DIETA FUNCIONA. No te engañes. Ni la más rara, ni la que hace la Kardashian, ni la de los batidos detox…
Piensa un momento. O mejor, reflexiona en serio un rato. ¿Cuántas dietas has hecho? ¿Y qué es lo que has aprendido hasta ahora?
¿Por qué las dietas NO FUNCIONAN?
Primera razón:
Es un error pensar que es la dieta la que te va a hacer perder peso. Es una perspectiva errónea. La responsabilidad no es de la dieta, sino solo tuya. Tú eres el/la únic@ responsable del resultado. Aunque muchas veces te cueste ser consciente de ello, o admitirlo.
Segunda razón:
Si entiendes la palabra «dieta» como algo que debe hacerse con esfuerzo y sacrificio (mal concepto) y que tiene una duración determinada para conseguir un objetivo determinado, estás MUY equivocad@. Si comes bien de forma intermitente tendrás un peso saludable de forma intermitente. Tampoco aprenderás a comer de forma correcta, así que verás aparecer fácilmente el efecto yo-yo. ¿Es la «dieta» la que no ha funcionado? De nuevo estás engañándote a ti mism@.
Tercera razón:
Me gustaría que te cuestiones para qué comemos las personas, más allá de por mera necesidad biológica de nutrirnos. Las personas compartimos emociones y sentimientos a través de la comida, transmitimos creencias y costumbres a nuestros seres queridos, conectamos y disfrutamos. Comer es un placer y eso debe serlo siempre. Vivimos en una sociedad de penitencia, en la que creemos que para conseguir algo debemos exigirnos castigo y sacrificio (no comer, pasar hambre, ayunar, prohibirte, no salir con amigos, no acudir al cumpleaños por miedo a pecar…). Y de nuevo, nos equivocamos. Y mucho.
Cuarta razón:
¿Tan poco te quieres que basas tu autoestima en una cifra? Con ello me refiero a cuando tu bienestar emocional depende única y exclusivamente en un numerito que aparece en la báscula. ¿Y qué ocurre con tu día a día? Tus hábitos son los que cuentan, dado que son ellos alcanzarás tu peso saludable poco a poco y permitirán que lo mantengas a largo plazo. Si te responsabilizas de tus hábitos y los llevas por buen camino, conseguirás tu meta. Seguro.
¿Quieres saber qué es lo que funciona para mejorar tu peso?
Mi forma de ver el asunto es la siguiente:
- Una alimentación debe amoldarse a cada persona (horario, gustos, preferencias…) y situación (salir con amigos, comer en casa, irse de celebración…), por lo que debe ser siempre flexible y dinámica. No hay una única forma de comer de forma saludable, sino tantas como personas.
- Comer debe darnos felicidad SIEMPRE. Si no es sabrosa, bonita, agradable, compatible contigo (porque si no te gusta el brócoli no disfrutarás comiéndolo) satisfactoria o reconfortante, la abandonarás en cuanto bajes la guardia.
- Desde luego no tiene que ser complicada. Por ello creo que hay que buscar la fórmula para que sea sana y saludable, pero también sea fácil de conseguir, asequible, cercana, variada y personal. No hace falta gastarse medio sueldo para comer bien, es cuestión de aprender.
Ahora dime. ¿Cuántas de las dietas que has probado hasta ahora cumplen los tres puntos?