Photo Credit: bies via Compfight cc

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El embarazo conlleva una serie de modificaciones metabólicas importantes en la mujer, que no solo van a determinar los requerimientos nutricionales durante este periodo sino que también van a producir unos cambios fisiológicos y metabólicos que pueden desencadenar algunas alteraciones transitorias.

Una de estas alteraciones y muy común, es la aparición de acidez (pirosis) conocía como esofagitis por reflujo gastroesofágico con relativa facilidad.
En este post, hablaré sobre las causas que generan este tipo de alteración durante la gestación y os recomendaré algunas medidas higiénico-dietéticas para poder mejorar su sintomatología.
En primer lugar, veamos las causas que provocan esta pirosis durante la gestación:
Para aquellos que no estén familiarizados con los síntomas, explicaré que en la pirosis se produce un reflujo del contenido gástrico hacia el esófago. Durante el embarazo es bastante frecuente, especialmente en el segundo y tercer trimestre ya que el tamaño del útero va creciendo y ejerce presión sobre nuestro estómago.
La mayoría de los cambios metabólicos que se dan en el embarazo son causados por las modificaciones y alteraciones hormonales que van transcurriendo durante éste.
Pues bien, la progesterona es una de las hormonas cuyo nivel aumenta durante el embarazo y es una de las causas principales causantes de la pirosis.
Esta hormona, ralentiza el vaciado gástrico de tal manera que el contenido estomacal permanece más tiempo de lo habitual dentro del estómago y por tanto la digestión se hace más lenta. Además, también es la causante de que el esfínter gastroesofágico inferior o píloro (válvula que conecta nuestra boca del estómago con el esófago) se relaje más de lo habitual, cosa que produce que no “cierre” del todo bien dejando pasar con más facilidad parte del contenido ácido del estómago al esófago.
El pH del estómago puede oscilar entre 1,5 y 3,5 y su estructura y tejidos están específicamente formados para soportar estos niveles de acidez durante la digestión. No obstante, las paredes del esófago no están anatómicamente preparadas para aguantar este pH por lo que se produce sensación de acidez y ardores muy molestos.
Según el nivel y frecuencia con la que se produzcan estos ardores, puede llegar a desencadenar dolor, náuseas y vómitos.

Aquí os dejo una serie de recomendaciones higiénico-dietéticas (no solo relacionadas con la alimentación sino con ciertos hábitos) que os orientarán para mejorar y evitar esta sintomatología:

  • Se aconseja fraccionar la ingesta en 5-6 tomas diarias de pequeño volumen, de esta manera facilitamos las digestiones y no sobre-llenamos demasiado el estómago.
  • Evitar posturas que favorezcan el reflujo gastroesofágico: estirarse después de comer, tumbarse, flexionar el cuerpo hacia delante, etc. Esperar al menos dos horas después de haber comido, para acostarse o tumbarse. Elevar la cabecera de la cama unos 10 o 15 cm para evitar que los jugos gástricos suban al esófago.
  • Mantener un horario regular para las comidas.
  • Líquidos: limitar la ingesta de líquido durante las comidas,  para disminuir el volumen total del contenido del estómago y no llenarlo demasiado. No se trata de restringir la ingesta de agua, sino de beberla mejor fuera de las comidas principales.
  • Las bebidas con gas también retrasan el vaciado gástrico y nos dan mayor sensación de hinchazón.
  • La fibra es beneficiosa para el estreñimiento y sobretodo en el embarazo, que se suele dar con bastante frecuencia. Pero hay que tener en cuenta que uno de los efectos de la fibra es que ralentiza el vaciado gástrico, así que en grandes cantidades puede generar más acidez.
  • Evitar alimentos y bebidas atemperaturas extremas (muy calientes o muy fríos) porque se estimulan más las secreciones estomacales.
  • Evitar prendas de vestir demasiado ceñidas para no presionar la zona abdominal y torácica. Optar por prendas pre-mamá ligeras y que no presionen.
  • Masticar bien los alimentos y comer lenta y tranquilamente. Alimentos poco masticados hacen que el estómago tenga que triturar y trabajar más, por lo que se segregan más ácidos y la digestión es más lenta.
  • Los alimentos con textura crema, líquida o en puré son mucho más fáciles de digerir porque el estómago no tiene que “triturarlos”. Antes de dejar de comer ciertos alimentos por evitar los ardores, mejor optar por lo mismo en texturas más digeribles.
  • Evitar ciertos alimentos que relajan el esfínter gastroesofágico y/o que ralentizan el vaciado gástrico, sobretodo los alimentos ricos en grasas, el café, el té y el chocolate, la menta verde, la canela, el ajo, la cebolla y la cebolleta.
  • Otros alimentos, debido a su pH o características también provocan mayor secreción de ácido en el estómago. Estos alimentos son por ejemplo las frutas y zumos muy ácidos (naranja, pomelo, limón o mandarina), frutas y verduras crudas en general, carnes fibrosas y muy grasas, embutidos, los alimentos muy condimentados, las salsas ácidas, etc. Vuelvo a reiterar que no se trata de eliminar estos alimentos ya que durante el embarazo es crucial mantener una dieta saludable y equilibrada, sino que el objetivo es optar por alternativas como por ejemplo escoger las verduras cocidas y las frutas menos ácidas, quitar las partes grasas de la carne, etc.
  • Cuidado con los alimentos fritos y rebozados. Además de contener más aceite, pueden haber sido cocinados con aceites muy reutilizados que contienen grandes cantidades de sustancias irritantes para el tracto digestivo.
  • Como técnicas culinarias, mejor escoger aquellas que no aporten grandes cantidades de grasa extra al plato. Optar por plancha, cocción, vapor, papillote u horno, y evitar frituras, fast-foods, rebozados, sofritos con tomate (el tomate también es bastante ácido), productos muy industriales, etc.
  • Usar condimentación suave. Evitar condimentos como la pimienta, el vinagre o limón, la nuez moscada, el pimentón, el tabasco, etc. En cambio, las hierbas aromáticas, romero, tomillo, mejorana o la albahaca darán sabor a nuestros platos sin generarnos tanta molestia estomacal.
  • Evitar alimentos muy salados ya que también estimulan las secreciones gástricas. Son ricos en sal los encurtidos, olivas, patatas chips, salazones, escabeches, ahumados, desecados, los preparados de sobre, los cubitos de sales para caldo,…
En caso de que todas estas medidas no sean suficientes, nunca se deberán tomar fármacos antiácidos o que aceleren el vaciado gástrico durante el embarazo, sin antes consultar previamente con tu médico.
Bibliografía:
Muñoz, M., Aranceta J., Garcia-Jalón, I. (edición 2004). Nutrición aplicada y Dietoterapia. Editorial Eunsa.

Salas-Salvadó, J., Bonada, A., Trallero, R., Saló, M.E. (edición 2000). Nutrición y dietética clínica. Editorial Masson (Elservier).