Hoy he decidido escribir sobre una de las preguntas más frecuentes que oigo en consulta, respecto cómo endulzar si padeces malabsorción o intolerancia a la fructosa. Me centraré en casos en los que no hay ninguna otra enfermedad como diabetes, síndrome metabólico, sobrepeso u obesidad.

fructosa_dietista nutricionista tarragona

En primer lugar, como para cualquier tipo de alteración o enfermedad, es importante acudir a un médico especialista (normalmente digestólogo) para que realice las pruebas de diagnóstico pertinentes. Recalco médico especialista, dado que ahora se ha puesto muy de moda la venta de tests de intolerancia alimentaria que no tienen en absoluto ninguna validez para diagnosticar nada y tan solo sirven para que muchas farmacias tengan más saldo en caja (son un producto comercial más, carente de utilidad).

En segundo lugar se debe definir bien cuál es el margen de tolerancia permitido, ya que no todas las personas responden igual a la misma dosis de fructosa ni tienen los mismos síntomas. En cuanto te den la primera noticia, te aconsejo acudir a tu Dietista-Nutricionista para que te muestre cómo puedes seguir una dieta correcta manteniendo a raya la ingesta de fructosa y verificar si es necesario introducir algún suplemento nutricional del cual se sospeche alguna carencia (como por ejemplo la vitamina C).

Bien, si hacemos un repasillo a las fuentes de fructosa más problemáticas encontramos principalmente la gran mayoría de las frutas, muchas verduras y hortalizas, el azúcar común (blanco o moreno), la miel, el jarabe de arce, el jarabe de agave, la melaza o la miel de caña. Si debemos realizar una restricción total porque tenemos un margen de tolerancia muy estrechito, debemos olvidarnos de la gran mayoría de opciones habituales para endulzar.

Además, suele pasar que las personas intolerantes o con malabsorción a la fructosa, son mucho más sensibles a los edulcorantes que terminan en -ol (sorbitol, maltitol, eritritol…), por lo que también se deben descartar todos aquellos productos y preparados para endulzar que contengan este tipo de sustancias en su composición.

Y la pregunta es… ¿entonces con qué endulzo?

Debo confesar que como Dietista-Nutricionista, mi primer impulso sería decirte que acostumbres a tu paladar a no endulzar, para dejar esa necesidad gustativa de dulce. Aunque si te acaban de diagnosticar y tu tolerancia es 0.0, vamos poquito a poco para no agobiarnos con tanto «NO»…

Opción 1: usa un edulcorante acalórico

Así pues, podemos optar por los edulcorantes artificiales que no acaben en -ol como el aspartamo, el acesulfame, la sacarina o la estevia (Nota: la estevia en pastillita blanca NO es natural, y recibe la nomenclatura de E-960). Aunque cabe decir que aunque endulzan, muchas veces notamos sabores residuales que no nos acaban de convencer y los bizcochos no salen para nada bonitos.

Opción 2: glucosa o jarabe de arroz

También podemos optar por endulzar con glucosa líquida o en polvo o con jarabe de arroz. Con la glucosa líquida o en polvo es posible que algunas personas noten excitación o «sobrecarga» de energía, dado que se absorbe muy rápido y puede tener efecto estimulante.

El jarabe de arroz, tiene textura miel y está formado por moléculas denominadas maltosas. No provoca excitación y puede usarse fácilmente para endulzar el café e incluso para elaborar un bizcocho casero esponjoso y tostadito para ocasiones especiales.

Como siempre digo, ante todo: sensatez. Que existan alternativas para endulzar sin fructosa, no significa que podamos hacer consumo ilimitado. Adapta tu alimentación a esta nueva situación, pero sin olvidar que la base debe seguir siendo los buenos hábitos de vida.