Este año, inauguro la temporada haciendo un repaso a algunas de las ideas o fundamentos en los que se basan muchas dietas milagro/mágicas, que podemos encontrar al alcance de cualquiera.

Comienza la operación bikini post-Navidades! Y es que parece que muchas personas entran en una especie de estado inconsciente, en el que cosas como el sano juicio o la coherencia quedan desterradas. Persiguen un objetivo claro: bajar peso de forma rápida, fácil y sin esfuerzos, cueste lo que cueste. Sin frenos y a lo loco! Motivación a tope para lanzarse al precipicio! Y acabar cayendo en el mismo error…

Y es que en el mundo en el que vivimos cualquiera puede escribir un librito (me abstengo de poner ejemplos, así no les doy publicidad) o salir en la tele promoviendo una absurda teoría que parece ser la respuesta definitiva al adelgazamiento fácil, rápido y sin esfuerzos. Muchos ya sabemos identificar toda esta ficción y catalogarla en la sección que se merece (la de «cuentos de hadas para no dormir» o en «colecciones literarias para la gilipollez dietética más currada»), pero a nuestro pesar aun siguen teniendo fieles seguidores.

¿Cuánto de absurda puede ser una dieta sin fundamento? Pues tan absurda como imaginación tenga el autor. Y no hablemos ya de teorías super rebuscadas made in «a ver quién la dice más gorda».

Las más famosillas para estas fechas son las dietas con patrones «detox» o «purificantes», para desintoxicar el cuerpo, a base de diuréticos, plantitas, batidos verdes (sí, si no son verdes no valen), zumo de limón en ayunas o litros de bebidas azucaradas como el jarabe de arce (debe ser de arce, el de margarintas no hace el mismo efecto). Y yo que creía que teníamos un par de buenos riñones y un hígado que se encargaban de hacer esa tarea día tras día…

Otras dietas se basan en la incompatibilidad de mezclar cosas con otras cosas. Aquí encontramos sobre todo las disociadas, que parecen indicar que puedes explotar en mil pedazos y/o llegar a tu perdición metabólica si mezclas hidratos de carbono con proteínas. ¿Entonces que hacemos con alimentos como el arroz que tienen ambos nutrientes juntos? ¿Nos compramos para casa un separador molecular en el Lidl?basal-1079177_1920

Luego están las que se basan en teorías tan absurdas como la de beber agua de mar, porque así lo hacen los delfines (menos mal que no escogieron a los escarabajos peloteros como modo a seguir…). Entre eso y el rollo ese de que los humanos somos los únicos que bebemos leche… estamos apañaos.

No hablemos ya de esas que dicen que puedes comer hasta reventar hasta las 10 h y no engordarás, pero si te pasas tan solo una milésima de segundo de dicha franja, engordarás terriblemente. O las que dicen que solo puedes comer alimentos con la «p», o solo alimentos de color rojo los miércoles, o las de tipo «monoalimento» que solo te permiten comer 1 sola cosa prohibiendo absolutamente las demás (dieta de la alcachofa, hasta que te salga por las orejas).

Ante todo, aclarar que tenemos un organismo suficientemente inteligente y capaz de realizar las funciones de eliminación de toxinas, desechos y demás desperdicios, todos y cada uno de los días de nuestra vida. Es una función biológicamente esencial, por lo que atribuir esto a un plan alimenticio resulta incoherente con el funcionamiento del cuerpo humano.

No existe ningún alimento al que se le puedan atribuir propiedades magníficas. No por beberte las verduras/hortalizas en forma de zumito obtendrás un efecto mágico adelgazante (come verduras y hortalizas todos los días, ese debería ser el concepto). Hacer mucho pipí te servirá para deshidratarte, y no se reducirá tu grasa corporal. Es posible que con alguna de estas dietas disparatadas bajes peso, pero con alta probabilidad de efecto yo-yó, dado que no habrás aprendido a comer bien y volverás a tus antiguas costumbres.

Descarta todo patrón dietético que carezca de evidencia científica, además de absurdo puede resultar peligroso para tu salud. Déjate ya de milagros y busca un Dietista-Nutricionista que te enseñe y te ayude a cambiar tu alimentación de forma correcta. Se puede bajar peso (grasa) corporal mediante una alimentación bien planificada, que no provoque carencias nutricionales, que no sea aburrida ni aumente la ansiedad con prohibiciones, ni genere malestar, malhumor, cansancio o irritabilidad.

Es más, dicha dieta debería convertirse en tu patrón alimenticio diario de por vida junto con unos buenos hábitos de vida. Tan solo así conseguirás olvidar aquellos días en los que de forma desesperada buscabas bajar el peso ganado tras el descontrol de los excesos.